ciudadanos, la felicidad de este país me interesa tanto como a vosotros, y me conduelen y lastiman los desórdenes de nuestra tierra. la veo, en efecto, siempre gobernada por detestables jefes y considero que si uno llega a ser bueno un sólo día luego es malo otros diez. ¿quieres encomendar a otro hombre el gobierno? de seguro que será peor.
difícil es, ciudadanos, corregir ese vuestro descontentadizo humor que os hace temer a los que os aman y suplicar incesantemente a los que os detestan. hubo un tiempo en que no teníamos asambleas, y pensábamos que agirrio era un bribón. hoy que las tenemos, aquel que recibe dinero no tiene boca para ponderarlas, más el que nada recibe juzga dignos de pena capital a los que trafican con las públicas deliberaciones.
cuando deliberábamos sobre la alianza de los atenienses con los corintios y argivos contra los lacedemonios todo el mundo decía que era inminente la perdición de la ciudad si no se llegaba a hacer. hízose por fin, y todo el mundo lo llevó tan a mal que el orador que lo había propuesto huyó...y no ha vuelto a aparecer. "es necesario armar naves" -sostienen los pobres- "no es necesario" -opinan los labradores y los ricos- ¿os indisponéis con los corintios? ellos os pagan en la misma moneda. ahora pues, que los tenéis de amigos ¡sedlo vosotros también! el argivo es ignorante, sí, pero su comandante hierónimo es un hombre sabio que ha sabido regir la flota ante los persas como pocos.
¿asoma una ligera esperanza de salvación? quizá. pero nosotros mismos hemos dejado de lado a nuestros antiguos libertadores, como trasíbulo, que la década pasada liberó atenas y que por esta asamblea, por esta misma asamblea está enojado ¡nadie ha acudido a pedirle que vuelva!
y en cuanto a ti, ¡oh pueblo, asamblea de hombres ciudadanos libres! eres la causa de todos estos males pues te haces pagar un sueldo de los fondos del estado, con lo cual cada uno mira sólo a su particular provecho y la cosa pública anda cojeando como esimo.
pero si me atendéis...si me atendéis...aún podéis salvaros. mi opinión es que debe entregarse a las mujeres el gobierno de la ciudad, ¡pues son intendentes y administradoras de nuestras casas!
yo os demostraré que las mujeres son infinitamente más sensatas que nosotros. en primer lugar todas, según la antigua tradición lavan la lana en agua caliente y jamás se las ve intentar temerarias novedades. si la ciudad de atenas imitase esta conducta y se dejase de innovaciones peligrosas ¿no tendría asegurada su salvación? se sientan para freír las viandas, -como siempre- llevan la carga en la cabeza, -como siempre- celebran las tesmoforias, -como siempre- hacen rabiar a sus maridos, -como siempre- esconden en casa a los galanes, -como siempre- les gusta el vino puro, -como siempre- y se complacen en el amor -como siempre-.
y al entregarles ¡oh ciudadanos! las riendas del gobierno, no nos detengamos en inútiles disputas ni les preguntemos lo que vayan a hacer. dejémoslas en plena libertad de acción, considerando solamente que como madres que son pondrán todo su empeño en economizar soldados. además, ¿quién suministrará con más celo las provisiones a los soldados que la que les parió? la mujer es ingeniosísima como nadie para reunir riquezas y si llegasen a gobernar no se las engañará fácilmente, por cuanto ya están acostumbradas a hacerlo. no enumeraré las demás ventajas para no llegar hasta el alba.
seguid mis consejos y seréis felices toda la vida. ¡seguid mis consejos, nos darán estabilidad, tradición y ahorro! ¡viva las mujeres!