ESTRAGON: Let's go.
VLADIMIR: We can't.
ESTRAGON: Why not?
VLADIMIR: We're waiting for Godot.

Samuel Beckett
Waiting for Godot

lunes, 29 de mayo de 2017

20112017

«Esta expresión [del desgarramiento y la disonancia de lo interno] es la sonrisa a través de las lágrimas. Las lágrimas pertenecen al dolor, la sonrisa a la jovialidad (...) ...tal como se dice de doña Jimena en el Romance del Cid: “¡cuán bella estaba llorando!”». Hegel. Lecciones sobre la estética

Este es, con seguridad, uno de los textos que más me ha costado escribir. Seguramente sea por su naturaleza, triste y tremendamente alegre a la vez; lo amargo y el más exquisito de los dulces llevados al extremo más alejado de la neutralidad.
Hoy, tras 6 años maravillosos, dejo Barcelona y vuelvo a Logroño. Pongo fin así a un exilio que se ha terminado convirtiendo en hogar. Ojalá fuera capaz de hacer un mejor balance de todo este tiempo, pero no consigo resumir tantos días y noches, gente y vivencias. He sido enormemente feliz en esta ciudad que me acogió cuando no tenía nada ni era nadie y de ella me voy siendo alguien. Con mayúsculas, con todas mis cicatrices y sonrisas eternas. 
Dejo una ciudad que me enamoró desde el principio y que ahora casi no reconozco; en la que ahora mismo no soy capaz de vivir. La he admirado, disfrutado y defendido, he trabajado en ella haciendo algo que adoro... Y a ratos la he odiado también.
Creo que las buenas amistades lo son para siempre a pesar de los obstáculos o la distancia. Y yo tengo a los mejores amigos del mundo. Me voy sabiendo que detrás de esta personita que hoy soy hay gente preciosa que me ha dado todo el amor que posee y que a su vez se siente querida. O esa ha sido mi intención. 

Pero ahora se ha abierto un nuevo horizonte y llega con colores muy vivos. Llega con una vida nueva y fascinante en la que poder disfrutar del futuro que he forjado y que anhelo con todo mi ser. De mucha gente a la que quiero y que en su día dejé atrás para coger impulso. Y ahora tengo todo el del mundo. 
Hoy vuelvo a casa con todas las ganas que me es posible tener, con sed de cambio y renovación, con una vida que por fin me pertenece y con tiempo para vivirla. Feliz como nunca creí serlo.

Me voy, pero estoy y soy más de lo que he estado o sido nunca.

martes, 28 de marzo de 2017

Hoy he tenido que dejar Poblenou

"Adios, vista dos meus ollos:non sei cando nos veremos" Rosalía de Castro
Hoy, con toda la pena que me es posible sentir y tras tres meses de lucha, he tenido que dejar el Poblenou.
Hace ya 6 años, cuando llegué a Barcelona con una maleta y muchas ganas de trabajar, no podía imaginar que la zona en la que me instalé, de gran tradición obrera y luchadora, acabaría convirtiéndose en una nueva área gentrificada, en un barrio de moda con locales modernos, turistas y pisos muy caros. 790€ quieren al mes por mi piso de 35m2... 250€ de subida al fin del contrato. El de encima, alquilado por 1050€. Lo siento, pero no.



A casi nadie le resulta desconocida la situación actual de la vivienda en Barcelona. Los vecinos se ven obligados a marchar de sus barrios ya que los pisos en los que nacieron, vivieron y forjaron su rutina se están transformando irremediablemente en alojamientos para el visitante, para esa figura que dicen que enriquece la ciudad y a la que "todos deberíamos estar agradecidos".

Ese visitante, el turista, ha acaparado no solo los pisos, sino también el espacio público, las calles y mercados que una vez pertenecieron a los habitantes de la ciudad y que ahora se han visto transformados en museos. ¿O no lo vemos cada día con el Mercat de la Boqueria? ¿Quién puede ya realizar una tarea tan rutinaria como es la compra si tiene que esquivar a tres mil turistas haciéndoles fotos a unas manzanas cuidadosamente colocadas? ¿Irán los vecinos a comprar al puesto de zumos/smoothies a un euro que antes era Charcutería Manolo?
No, no y no.
Tampoco quiero que esto se convierta en la criminalización del turismo. No. Es una reivindicación, una llamada de atención sobre un modelo de ciudad que ya no es ciudad sino parque temático, un sitio en el que los propietarios de los pisos y las inmobiliarias se suben al carro de la especulación haciendo que los pobres trabajadores tengan que desplazarse a las afueras.
800 y 900€ por pisos de 35 metros cuadrados. ¿En qué cabeza cabe? Pues bien, a la hora de encontrar un nuevo hogar te das de lleno con una realidad tan injusta como vergonzosa:

 -Dos meses de fianza (hasta 6 si eres autónomo, como es mi caso).
 -Mes en curso.
 -10% de la anualidad + IVA en concepto de honorarios para la inmobiliaria.
 -IBI, ITP, gastos de contrato + IVA...
 -
Total, que para un piso de 650€ sin amueblar te plantas en 3000 solo para entrar a vivir. Y eso contando con que accedan a enseñarte el piso, porque si no justificas con nóminas, contrato con 3 años de antigüedad, movimientos bancarios del último mes y/o Declaración de la Renta, que ganas dos o tres veces el importe de una mensualidad, ni se molestan. Alguien cobrará y pagará más que tú.
¿Qué puede hacer ante estas condiciones una persona con contrato temporal, pensión, parada, o con varios hijos a su cargo?
Seguramente lo mismo que yo, dejar su barrio.



Adiós, Poblenou. Ojalá esta tristeza que siento por marchar se convierta en lucha firme para evitar que a otros les ocurra lo mismo.


domingo, 22 de enero de 2017

No te necesito y por eso te quiero.

La primera vez que oí esta frase seguramente no supe entenderla. No te necesito y por eso te quiero.
Ocho palabras que arrasaron como un huracán pronunciadas por el mejor profesor de filosofía con el que he compartido aula y absenta, ocho palabras que se me grabaron en el alma con martillo y cincel.
Mentiría si dijera que en el momento no les di vueltas... Reflexioné sobre su significado y su correspondencia con la única realidad que conocía aquella aspirante a filóloga de diecinueve inviernos. Comprendí la idea, pero era demasiado joven como para siquiera asomarme al fondo.
Han tenido que pasar casi diez años para que ese regalo filosófico se me haya revelado con claridad. No te necesito y por eso te quieroPodría vivir 80 ó 90 años (siendo optimistas) sin tener a nadie a mi lado y seguiría respirando; aunque puedo vivir sin ti, aunque no te necesito para sentirme completa ni seguir caminando, aunque tu presencia no es indispensable para mi existencia, no quiero hacerlo. Elijo que estés. Y por eso te quiero. Precisamente porque te he escogido sin tener necesidad de ti, te he antepuesto a mi soledad y a otras soledades distintas. No te necesito y por eso te quiero
Pudiendo vivir sin ti, he elegido no hacerlo.