si me quieres escribir ya sabes mi paradero...
cada vez que un político se llena la boca hablando de la "movilidad exterior" de los jóvenes, a mí se me llena el alma de pena y de rabia al pensar en la palabra que cuidadosamente ha eliminado de su vocabulario y que no se atreve a pronunciar: exilio.
exilio, exilio...
el exilio resuena en mi cabeza y me oprime la garganta al respirar a medida que se acerca la fecha impresa en el billete.
exilio es dejarlo todo por buscar una oportunidad, por hacer aquello que estudiaste, por vivir de aquello que amas y que te reafirma en lo que eres.
exilio es ser valiente. o loco... no sabría decirlo.
estar en el exilio supone no ser de aquí ni de allí, sentirse de ambos lugares y a la vez de ninguno. vagar de estación en estación, empaquetar tu vida en una maleta una y otra vez, una y otra vez. huír de ti mismo para poder encontrarte.
exilio es echar de menos la sonrisa de tus padres.
tener primos pequeños que nunca te conocerán.
sentirte egoísta por marcharte lejos de los que quieres, por mucho que te animen a hacerlo.
exilio es renunciar a las tardes con los amigos, a cafés y sobremesas, a noches eternas y días de sol.
a las calles de tu pueblo.
exilio es aparentar estar bien para transmitirle fuerzas a tu gente, sentir su abrazo aunque no los tengas cerca, vivir con cuerpo y alma separados.
exilio es ver la cara de tu compañero alejarse desde el tren.