fue retirar el corcho que mantenía almacenados los tequieros desde hace tanto tiempo y brotar a borbotones sin control, sin miedo, cual manguera abierta en su zarandeo reptiliano
como el vino que duerme entre madera y sale de su letargo fortalecido y delicioso, los tequieros aumentan de valor con los años de silencio
y estos, que hoy manan sin temor inundándolo todo a su paso, eran más que añejos
No hay comentarios:
Publicar un comentario