el tronco de mis días se resquebraja a cada paso que das, llenando de cortezas un suelo ya de por sí viciado
huele a savia nueva, me siento a la sombra para recogerla en un vaso con pocos hielos
ay, si tú supieras...
los pájaros se ríen de mi balanceo desde su privilegiada posición de vigías
pero algún día se perderán en su vuelo
y no tendrán árbol en el que cobijarse
sólo unos brazos…
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