nos gustaría poder movernos el doble de rápido,
y apartamos las ramas que nos molestan para abrirnos paso
ni nos detenemos a sentir su olor
ni miramos las hojas como señas de cada día
ni el tronco como el ancla que sostiene el mundo
¿qué nos ocurre que sólo queremos llegar al final del túnel?
¿qué pasa por nuestra mente, que no miramos hacia el cielo nunca más?
que nadie nos enseñó nunca que la parte buena es dar vueltas y enredarse en las ramas
correr y sentirse envuelto por el aroma de la lluvia inminente
-las hojas susurran ante nuestra presencia-
"la ciudad no está hecha para la imaginación", dirán
"el metro es un gusano gigante", responderemos
suena pink floyd de fondo
y sonrío
las calles huelen a bodega, miro los balcones e imagino historias de gente ya desaparecida
en la forja de sus balcones han llovido días de olor a pan
de enamorados destrozados por el no tan enamorado de su "amante"
o por la zorra de la suegra
panaderos que han visto envejecer a su clientela por el auge del supermercado
conscientes de que hasta los más rojos comprarán el roscón de reyes
camareros que rezan por un domingo soleado en las terrazas
curas que suspiran porque la lluvia aumente su clientela en la capilla
soles y reinas
estrellas y perros lazarillo guiando a los navegantes de las calles,
pensativos que vagan buscándose a sí mismos
junto a fontaneros que desatascan algo más que tuberías
pero el tiempo pasa, y los apartamos como a las ramas de los sauces
buscando la novedad, el progreso, un nosesabequé que nos hará mejores
sin percatarnos que ese no es el camino
si no te crees capaz de pensar en el olor de los sauces, deja de leer y vete al río
si no puedes describir la piedra caliente bajo tus pies, descálzate y anda
si no crees en el amor -que no pareja- para toda la vida, no mereces tenerla
orión me observa, voy a aguantarle la mirada
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