[tengo frío en el alma y en los pies]
hoy esa sensación que al tiempo desemboca irremediablemente en la locura ha vuelto a llamar a mi ventana con sus nudillos de metal
ha hundido la mano en el cristal y abierto el cerrojo interior para entrar por completo atravesando la capa de polvo,
desafiando la gravedad y el sonido latente, que no se expande sino que se ahoga entre muebles empolvados, sillones huecos y alfombras ajadas y grises
sonidos que no oirá el tiempo en su lento palpitar de compases intermitentes -tic-tac-
el frío aire invernal se cuela entre las cuchillas cristalinas, irrumpiendo en la oscura densidad que ofrece la bodega; intemporal, eterna, húmeda y fría como el acero
madera que absorbe los años como esponjas las pompas de jabón
tan frágiles...
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