otro día se me escapa de las manos como arena cayendo en el cráter de un volcán que ha dormido demasiado tiempo y se ha cansado de roncar
como un abrir y cerrar de ojos ante un resplandor muy difuso justo antes de esfumarse…
tras esta noche tan larga no me llega la voz para gritar hasta las estrellas, no alcanzo a olerlas, a palparlas
y mucho menos a saborear algo de su esencia para sentirme parte de su κόσμος… pero lo que más me atormenta de mi χάος particular es el no oír su música a través de ese vacío que las envuelve en un tul azul de profundos morados y acordes
de do mayor.
pero la vista siempre fue el sentido más efectivo –al menos a primera vista- y orión aparece puntual cada noche en mi ventana con su sinfonía de ocres en mi menor, para recordarme que en mi vida el χάος es constante y tan apetecible como una tarde de sudor y sexo desenfrenado tras el postre
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