hoy me he enamorado de unos ojos que me miraban desde un casco de moto.
realmente no supondría nada fuera de lo común en mi día a día de libros y whisky ya que -para mi desgracia- me enamoro con demasiada frecuencia y muy poca puntería. pero hoy era un día gris sobre fondo negro, un día pink floyd, un día pollock. y esos ojos han salido a mi busca como un salvavidas colgado de la lluvia, como una caña de pescar en el momento preciso de atravesarme el labio y detener mis pasos.
serían las ocho de la tarde y mis pies semi-descalzos disfrutaban de una lluvia que se había hecho de rogar. mis pasos eran lentos y ausentes, como si pisara sobre algodón y este ahogara el sonido de mis propias fuerzas perdiéndose por el desagüe.
y de repente... allí estaban: al doblar una esquina gris de una calle gris, un día gris, con casco negro y brillo turquesa los ojos que habrían de sobresaltar mi ánimo.
turquesa eran. turquesa 34 quizá, pestañas negras y turquesa 34 sobre fondo negro y gris. miraban al cielo en espera de la lluvia amenazante, y seguramente se habrían perdido en ella de haber aparecido a tiempo. turquesa eran.
¡qué nombre para un color, el turquesa! deberían haberlo nombrado con esos ojos y no con la piedra. cristales salvajes eran, brillos en re menor que adornaban una piel tostada por el viento.
parpadeaba atónita y mis pies caminaban todavía a pesar de que yo seguía anclada unos tres metros atrás.
despierto de repente. estoy en casa y no acierto a encontrar la llave ¿cómo he llegado aquí y por qué sigo en aquella esquina?
se ha hecho de noche y no queda nadie
pero yo aún estoy allí
de pie bajo la lluvia
de pie bajo la lluvia
No hay comentarios:
Publicar un comentario