el viento se lleva los últimos gritos y miradas de desánimo lanzándolos más allá de las colinas. el suelo respira por fin bajo el manto firme del asfalto aún caliente.
los edificios se miran tímidamente a los ojos tras el bullicio y sienten de nuevo que aún viven, aunque nadie se detenga ya a mirarlos. los sueños que albergan en su interior parecen infinitamente más reales en un día como hoy.
¡y qué luz tan intensa la de las farolas esta noche, sin faros que las desmerezcan! los círculos de calidez se unen jaspeando la calle silenciosa y fría, la niebla difumina los rayos de luz que escupen las bombillas desgastadas.
nuestros ojos se empañan con el frío otoñal. humo de castañas. nos desvestimos del ruido y lo vemos marchar por el desagüe mientras las alcantarillas escupen acordes de re menor. las pupilas se encuentran entre el silencio borroso. se encuentran y se besan sin tocarse. se muerden, se besan, se comen.
un edificio suspira mientras nuestras manos se reúnen al fin, el viento envuelve la escena.
no hay telón, sino oscuro final.
nuestros ojos se empañan con el frío otoñal. humo de castañas. nos desvestimos del ruido y lo vemos marchar por el desagüe mientras las alcantarillas escupen acordes de re menor. las pupilas se encuentran entre el silencio borroso. se encuentran y se besan sin tocarse. se muerden, se besan, se comen.
un edificio suspira mientras nuestras manos se reúnen al fin, el viento envuelve la escena.
no hay telón, sino oscuro final.
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