cuatro millones de almas en esta ciudad y el metro me va a oler a ti.
subo, me dejo llevar entre las vías de metal mientras mis ojos buscan los tuyos al final del vagón, en los andenes, en cada parada. tu sonrisa se refleja en los cristales empañados, oigo tu risa por los altavoces y se me corta la respiración.
inspiro una vez más. una imagen fugaz se perfila en mi memoria y vuelvo a aquellos días.
abro los ojos pero tú no estás aquí.
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