si negocias con el tiempo, tarde o temprano acabarás robándole de sus propios bolsillos.
sólo hay que conseguir que se distraiga para arrebatarle así una pieza de su tesoro más preciado.
y salir corriendo.
correr como nunca a disfrutar del botín en un campo de trigo con muchas amapolas.
abrir tu bolsa de minutos y convertirlos en sonrisas.
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