gruñe cual loba hambrienta deslizándose sigilosamente entre los edificios
ulula
como ululan los búhos en las noches silenciosas
remueve las almas con su silbido invernal
y ella
mientras parece que el mundo estuviera llegando a su fin
mantiene la armonía en su palacio de lectura
tan firme que resistiría hasta un huracán
o el ataque masivo del televisor
el silbido se transforma en violines que acompañan su melodía
los tambores azotan las ventanas
suena un piano en el interior
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